Un cuento de Audio

José Mujica

Tiempo real
Los cambios no son percibidos en tiempo real la mayoría de las veces.

     El problema está en que teniendo esa capacidad, no la empleamos. Cuando cualquiera de nosotros le aumenta el volumen al amplificador o cuando alguien pide más agudos en un sonido, nadie se preocupa con delicadeza en aumentar solo un dB en los contrroles, automáticamente pasamos de la posición "cero" a 3 o 4, en el mejor de los casos. No tenemos por lo general tiempo de precisar exactamente cuanto agudo, volumen o bajo hace falta, simplemente nos vamos por el camino más fácil, aumentarlo de tal forma que sea notable el cambio ante cualquier situación. La consecuencia de esta práctica intuitiva es que cuando deseamos aprender la profesión del audio nos tropezamos con un obstáculo, difícilmente salvable, como se maje un ecualizador de manera profesional, y lo que es peor aun, como se usa un procesador de la forma correcta. 

     Resulta curioso ver a los aspirantes de la carrera de Audio buscando el método directo, un "libro mágico" donde en solo dos pasos se nos diga cual es la forma correcta de manejar estos equipos. No existe tal libro, tal vez los manuales ayuden de alguna forma, pero no como la gente lo espera. En mis clases siempre he incluido un ejercicio para los alumnos que consiste en un método para educar el oído. Se les sugiere colocar los controles del equipo de tal forma que se oiga de la peor manera posible, toda la atenuación en todas las frecuencias, todos los filtro activados, el modo monofónico y hasta el loudness si lo hubiera en off. Luego a cada lapso de tiempo establecido por el usuario y a intervalos iguales se procede gradualmente a colocar cada control por separado en la posición normal, esto es sin incremento ni atenuación, en "Flat". Con este método se logran eliminar los vicios del oyente en cuanto a saturación de agudos y bajos se refiere.

      Después de muchos años en la profesión personalmente tuve que enfrentar este dilema. No debería sorprendernos dado que mi especialidad siempre ha sido la del diseño e instalación de los sistemas.  En una ocasión, estando trabajando hasta altas horas de la noche, noté que a una canción en especial le faltaba un incremento en los agudos. Me encontraba "quemándola", una manía que tengo desde tiempos inmemoriables, la cual consiste en oír unas cien veces la misma pieza, hasta que me hastío.  Me dispuse en ese momento a darle un "toque" a los agudos. Debo confesar ante ustedes, a riesgo de ser llamado maniático, que otra de mis manías es el gusto por las reservas, si dispongo de +15dB de incremento en los agudos, procuro solo aumentar 1dB, para sentirme seguro de contar con +14 de reserva, por si acaso.

     Cuando esa noche incrementé en 1 dB los agudos, no percibí ningún cambio de inmediato, me senté ante la computadora y segué trabajando. Habían transcurrido unos 3 minutos de trabajo, cuando me recliné en la silla levantando el dedo índice derecho señalando a mis altavoces Altec Lansing y dije "Yes", había encontrado el punto exacto en la ecualización que hacía falta.

     Sin embargo, tendría que transcurrir poco más de un año desde esa experiencia, para entender a profundidad mi descubrimiento. Un Profesor de MIDI  en la Escuela Superior de Audio y Acústica, por cierto uno de los cinco oídos que respeto en mi país, me llamó para que le recomendara un "libro" sobre procesadores. Se había comprado un compresor. Le expliqué un método que consistía en sentarse a trabajar sin distracciones durante varias sesiones, escuchando sus canciones favoritas, variando los controles en mínimas porciones y volviéndose a sentar, hasta que con el tiempo...