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José Mujica

El reclamo Jimmy
Cuando Jimmy Kovacs se enteró esta tarde de la visita de Carlos a la Escuela me reclamó por no haberle avisado. De nada sirvió decirle que Carlos y yo habíamos pautado un almuerzo que debido a nuestras agendas particulares se terminó dando a las 6 de la tarde. Jimmy fue el que me llevó al restaurante donde almorcé-cené con Carlos y que está cercano a la Escuela. Pero lo mejor de todo es me enteré durante la comida que ese restaurante fue del papá de Carlos. casualidades irónicas de la vida. Lo cierto es que me comprometo públicamente aquí con Jimmy a invitarlo para el próximo almuerzo cena que tenga con Carlos en su próxima visita que será posiblemente en Octubre.

Mira Galán...
Yo no he oído en mi vida un adjetivo más amigable que el que usa Carlos en su trato. Sea para aprobarte o enfrentarte, siempre te dirá pausado "Mira Galán..."

Sonido definitivo
No se me olvidará una ocasión que visitaba a Carlos en una Quinta en la urbanización de la Florida aquí en Caracas, donde estuvo Audiorama buscando más espacio para sus equipos. Llegaron dos jóvenes a comprar una corneta y el más líder le preguntó a Carlos si tenía cornetas con  "sonido definitivo". Carlos le dijo que no y los jóvenes se fueron. Acto seguido Carlos me preguntó si yo sabía lo que era eso, nos sonreímos y seguimos conversando. 

    


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No podía ser de otra manera


    
Cada vez que en alguna conversación oía mencionar el nombre de Carlos Fonseca la palabra que venía a mi mente era "Recuerdos". Porque es eso lo que me trae este señor. Son los recuerdos de mis inicios en el Audio. Carlos es un visionario que llevó el Audio en Venezuela a sus más altos niveles en una época. Las nuevas generaciones de profesionales que trabajan la música en vivo probablemente no sepan cuanto le deben a Carlos, yo me atrevería a decir que todo.  Porque antes que él no existía el alquiler de sistemas de Audio a gran escala.  

     Fueron él y el difunto Bartolini los que fundaron Audiorama, la compañía que todavía da que hablar en Venezuela. Carlos está residenciado actualmente en Miami. Pero su nombre ronda en el Medio cuando alguien trata de recordar algún evento histórico del Audio en Venezuela, tal como la visita del grupo Queen o el concierto en el Poliedro de Caracas de otro gran visionario pero de la música: Vytas Brener, quien tampoco está lamentable con nosotros, aunque si entre nosotros.  

     Yo conocí a Carlos cuando le compré un modulador de luces para mi equipo móvil de fiestas, seguramente en el año 78. Pero ese encuentro fue comercialmente frío. Aunque si noté como se esmeraba en explicarte detalles que venían de un dominio absoluto del producto. Allí conocí las cornetas Electrovoice, probablemente las Eliminator. Audiorama nunca ha sido netamente  una tienda con exhibición,  en ese tiempo era un depósito en un sótano, donde veías camiones en la rampa inclinada y al bajarla encontrabas oficinas tipo cubículos.

Entre los cubículos había un pasillo que daba a los depósitos de corneta, los cuáles yo curioseaba desde lejos sin atreverme a solicitarle visitarlos. Cosa que si hizo Feliciano (Chano) Salerno de la compañía Phaseaudio, cuyo nivel de autoestima y atrevimiento siempre fue más admirable que el mío. El llegó a hacerse buen amigo de Carlos y Bartolini. Yo me tomaría más tiempo, cosa que me costó no tratar con Bartolini. Solo lo llegué a conocer de vista.

     En nuestro siguiente encuentro las condiciones eran distintas, yo era Disc-Jockey (DJ) del Hotel Melia Caribe y Audiorama había sido contratada para restaurar la discoteca. La restauración era vital dado que el equipo originalmente adquirido de segunda mano por el Hotel era más casero que la palabra. No había mezclador, los cambios entre tocadiscos (Por lo menos había dos) tenían que hacerse con el selector (Click) del amplificador Marantz. Lo peor era que los tocadiscos eran Thorenz, es decir unas piezas de valor incalculable para un audiófilo, pero letales para un DJ. Si se te ocurría hacer un efecto de Scratch, el tocadiscos se detenía y retomaba la velocidad en 90 segundos.

    Allí tuvimos la oportunidad de conversar un poco más en calma y establecer una relación de respeto más sólida, tan sólida que perdura hasta hoy. En mi vida cuando las circunstancias no han hecho  coincidir intereses para que se establezca relaciones profesionales que yo considere valiosas, me he valido de cualquier excusa para acercarme.    

     Valió la pena porque una experiencia apreciable en la vida es ganarse la confianza y el respeto de una persona que admiras. A tantos años el hijo de Carlos Fonseca, Antonio está estudiando en la Escuela el curso de Asistente de Ingeniero. Es un honor para nosotros que uno de los hombres que fundo el Audio Industrial a gran escala en Venezuela nos otorgue semejante privilegio. Porque independientemente de la decisión personal de Antonio de venirse a estudiar con nosotros desde el primer mundo, el peso de la moral y el juicio de Carlos están allí de alguna forma como un aval. Gracias amigo.

 

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